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Sarita, la joven homínida de Atapuerca, murió de hambre hace 430.000 años

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Juan Luis Arsuaga muestra en Atapuerca los restos de Sarita.

Ha sido la gran atracción del fin de la campaña de excavaciones de 2018, la guinda informativa con la que celebrar los 40 años del seguramente más importante yacimiento arqueológico del mundo. Se llamaba Sarita, era una adolescente de unos 13 años y murió hace unos 430.000 años en la Sierra de Atapuerca. “Muy probablemente de hambre“, sospecha Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones. El cráneo de esta joven homínida (Homo heidelbergensis) hace el número 16 de esa formidable tumba comunal con 28 individuos de ambos sexos y diferentes edades de muerte denominada Sima de los Huesos, de los que tan solo dos parece que sufrieron una muerte violenta. El resto, aunque solo es una hipótesis, tiene muchos boletos para haber muerto por inanición. La vida en el Pleistoceno medio era muy dura.

Los restos de la cara de Sarita descubiertos este verano.

Piezas diminutas de un frágil puzle

Lo más interesante de este año ha sido encontrar en el fondo de la sima la mitad izquierda de la cara de Sarita, como la ha bautizado cariñosamente el equipo de la excavación.

Otras partes de este cráneo ya habían aparecido en anteriores campañas, por lo que las nuevas piezas vienen a completar un complicado puzle de huesos mínimos.

A este cráneo número 16 le falta todavía la mandíbula inferior, pero Arsuaga confía en que pueda acabar apareciendo en próximas campañas.

Algunos de los fósiles e industria lítica descubiertos esta campaña en Atapuerca.

Un mes de duro trabajo

En el caso de Sarita, se da la circunstancia de que los restos óseos son tan frágiles, tan excepcionales, que los arqueólogos han invertido prácticamente todo un mes en extraerlos de una superficie inferior a una cuarta de lado. Un trabajo de paciencia infinita, casi de cirujano, que justificaba la cara de felicidad, pero también de preocupación máxima por la seguridad de las piezas, cuando la investigadora Ana Gracia Téllez las llevó ayer a la rueda de prensa de final de temporada arqueológica dentro de una humilde caja de cartón. 

Enclavado en una profunda sima de una de las galerías de la Cueva Mayor, la Sima de los Huesos (SH) es el mayor yacimiento del planeta en cuanto a número de fósiles del género Homo conservados. Desde que comenzaron las excavaciones sistemáticas, en 1984, se han recuperado allí alrededor de 7.000 fósiles humanos correspondientes a todas las regiones del esqueleto.

En la campaña de este año, todavía no concluida, además de la cara de Sarita se ha recuperado una veintena más de fósiles humanos que incluyen nuevos e importantes restos craneales.

El misterio del buitre 

En la Galería de las Estatuas, también dentro de Cueva Mayor, la sorpresa ha sido encontrar los restos del pico de buitre entre el material extraído de un nivel de ocupación neandertal hace entre 80.000 y 115.000 años. Se han recuperado fósiles de grandes mamíferos como ciervos, équidos y hienas, pero los investigadores están asombrados: ¿qué pinta un buitre en el fondo de una cueva?

Lo tuvieron que meter dentro los neardentales.

¿Para qué?

De momento es una gran incógnita.

Sin embargo, Juan Luis Arsuaga no descarta que este resto formara parte de algún adorno, junto a sus plumas, como muchos pueblos indígenas todavía siguen haciendo en la actualidad.

Eudald Carbonell muestra un afilado bifaz recientemente descubierto.

40 años de asombro científico

Este año se cumple el 40 aniversario del inicio de las excavaciones en Atapuerca, lo que supone todo un hito de la arqueología europea. Ese primer año tan solo estuvieron unos pocos días trabajando una decena de personas, entre ellos un todavía estudiante Eudald Carbonell. Los trabajos ahora dirigidos por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, han contado este año con la participación de 280 personas de 22 nacionalidades diferentes pertenecientes  a distintos centros de investigación del Proyecto Atapuerca, que Carbonell no ha dudado en calificar de inmensa “factoría científica única en el mundo, en lo que sin duda es una gran empresa social y humana”.

En su opinión el yacimiento es tan colosal que, tras cuatro décadas de intensos trabajos, “no hemos hecho más que empezar“. Y concluye con contundencia: “Atapuerca tiene más futuro que pasado”.

José María Bermúdez de Castro ratifica que estos 40 años tan solo son “el comienzo”. Como prueba de ello anunció la apertura de un nuevo frente de trabajo denominado “La Paredeja”. Se trata de una cueva cortada por una cantera situada bajo la cueva de El Mirador “que parecía que no tenía nada y ha empezado a dar mucho”, reconoce Bermúdez de Castro.

Nada más empezar ya ha aparecido industria lítica neardental en varios niveles del paleolítico medio (150.000-30.000 años).

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